A la lluvia, que cae indecorosa
sin respeto por mi piel
que observa los besos y caricias
y a la vez también, partícipe
de los arrebatos
y forcejeos, no te quedes callada
ve y grítale a los jueces
que se creen viento
que se lleven al hombre malo.
Dime que no es tuyo.
Se ha dicho mucho de lo inocente y sano de algunas envidias
no muchas de ellas ciertas ni competentes
episodios de ramas secas golpeando la arena ola-rompiente
entre los golpes en cada ciclo
de una onda no transformada por don José
playa que nunca recuerda tu nombre
donde quedan varadas ballenas enormes sobre el azul anaranjado del cielo.
De deseos se ha hablado demasiado
ya no inocentes, envidiosos de viernes a domingo
durante miles de años; no se ha respetado
la libertad de los creadores, de autores de la vida de otros
se desea (y se envidia, por supuesto) el dinero más que la integridad
de la creación
del origen e incepción.
La concepción es la errónea
de la envidia enferma y gritada a pecho suelto
y de alguna forma que parezca causal llegar a pelear a una casa de locos
rodeados de vidrios ensangrentados
bajo la lluvia de fuego que azota a la ciudad, el odio vigoroso y envidioso
deseoso de sangre
lluvia de vidrios rotos, penetra la carne tierna
como cuchillo para la sal.
Los verbos no alcanzan a conjugarse
las plumas no logran ceñirse
los edificios no llegan a erigirse
credits
from La Escena II,
track released December 10, 2011
Poesía: Gonzalo Pacheco
Ambientación: Jorge Cortés